El pulpo es uno de los animales más aclamados de nuestros mares, pero también uno de los más desconocidos.
Su pesca y su consumo están muy extendidos en la mayoría de culturas, pero muy pocos conocen en profundidad todos los secretos del cefalópodo rey. Te lo contamos todo sobre él.
300 especies en todo el mundo
De entrada hay que aclarar que el pulpo no tiene preferencia por ningún océano en especial y es fácil encontrarlo en casi todos los rincones de nuestros mares, en sus distintas razas y especies. Y es que existen hasta 300 variedades de este cefalópodo que van desde los 15 centímetros –en el caso de los más pequeños, como el pulpo de anillos azules típico de Australia– hasta los 7 metros de longitud de especies como el Haliphron Atlanticus o el Enteroctopus Dofleini.
El pulpo común –Octopus Vulgaris– no suele pasar de los 3 metros de largo y presenta diferencias sustanciales según la zona geográfica en la que habite. A nivel gastronómico, la variante marroquí de pulpo de Dakhla es la más reputada por los chefs de todo el mundo. Su excelente calidad viene determinada por su alimentación, a base de almejas y crustáceos, que le otorgan un sabor y una textura únicos.
Aunque casi todo el mundo piensa que los pulpos solo hacen vida en las profundidades marinas, lo cierto es que muchas veces salen a la superficie, sobre todo para buscar sustento. Suelen pasar el día escondidos en grietas o mimetizados con el entorno, una de sus grandes habilidades, camuflándose y adaptando su color a las profundidades del mar. Pero por la noche, abandonan su timidez y salen a cazar.
Expertos cazadores
Como buen omnívoro, el pulpo sigue una dieta bastante variada: se alimenta de algas, pero también de pequeños peces y crustáceos que rondan sus zonas. Y es que nuestro amigo es también un excelente cazador. Su mejor arma de ataque son, por supuesto, los tentáculos, que utiliza para capturar a sus presas, aunque su desarrollada inteligencia le lleva a emplear otros recursos más sofisticados.
Una de sus técnicas predilectas es deslizarse sobre moluscos y crustáceos e introducir su boca en forma de pico (sí, ¡los pulpos tienen pico!) en la concha o el caparazón para succionar el alimento. Además, si la cosa se pone fea, el pulpo cuenta con habilidades defensivas que lo hacen destacar dentro del reino de los invertebrados. Además de expulsar tinta para espantar a su depredador, utiliza otras técnicas más insólitas. Por ejemplo, si lo agarran por un tentáculo, puede desprenderse de él para escapar y regenerarlo más tarde.
Para reproducirse, el pulpo introduce uno de sus tentáculos en la cloaca de la hembra, donde deposita los espermatóforos. Una vez fecundada, esta lleva los huevos hasta una cueva y los coloca en forma de racimos. Pueden llegar a poner la friolera de 100.000 huevos y, durante lo que dura la incubación, dejan de alimentarse para atender a sus crías. Es por eso que, cuando los huevos eclosionan, la hembra muere a causa del hambre y empieza un nuevo ciclo en la vida del animal. Algunos lo llaman instinto de supervivencia, pero nosotros preferimos llamarle amor de madre.